Aunque no hay fórmulas que garanticen el éxito, el proceso te resultará más llevadero si lo afrontas en buena forma, motivada y lo más relajada posible.
Si estás a punto de comenzar un tratamiento de reproducción asistida, querrás hacer todo lo posible para estar preparada de antemano. No hay ningún secreto mágico que garantice el éxito de tu tratamiento, pero desde luego vale la pena que hagas todo lo que esté en tu mano para estar lista, tanto física como emocionalmente, ante lo que deberás afrontar.
Preparación física
Estar tan sana y en forma como puedas es un paso muy recomendable que seguro que tendrá resultados beneficiosos. Es importante que te asegures de seguir una dieta saludable cuando estás buscando quedarte embarazada. Y esto tiene que ver con comer de una manera equilibrada más que con seguir la última dieta milagro. Mantener un peso adecuado ampliará tus posibilidades de éxito.
Limitar la cafeína y reducir el consumo de alcohol es prudente, ahora bien, tomar ocasionalmente un pequeño vaso de vino o una taza de café no implica que tu tratamiento no vaya a funcionar.
Consulta con tu clínica sobre cualquier medicación que tomes, tanto si es una prescripción médica como si se trata de un fármaco sin receta.
Procura asegurarte de que duermes lo suficiente, aunque esto pueda resultar ser difícil si estás excitada o nerviosa por lo que vas a empezar. Te ayudará irte a la cama con un libro un poco más temprano, y evita beber té o café antes de acostarte.
Preparación emocional
Muchas personas coinciden en que son los altibajos emocionales los que pueden hacer duro seguir un tratamiento de fertilidad. Hablar con un psicólogo o un terapeuta profesional puede ser beneficioso, otra opción es que consideres unirte a un grupo de apoyo.
El ejercicio regular puede marcar la diferencia en tu bienestar, aunque no quieras someterte a regímenes de ejercicio extremo cuando vas a comenzar el tratamiento. Actividades sencillas como caminar o nadar pueden ser positivas, y te ayudarán física y mentalmente.
Quizá desees probar algunas técnicas de relajación. Hay un sinfín de libros y vídeos que te ayudarán en tus sesiones de meditación, mindfulness o relajación. Esto no le va a todo el mundo, así que no te preocupes si no sigues con esto, pero hay gente que lo encuentra muy útil.
Si hay algún tipo de terapias complementarias que te atraen, este puede ser un buen momento para reservar unas cuantas sesiones que te ayuden a relajarte. Lo que aquí importa es que encuentres algo que te haga sentir mejor, ya sea acupuntura, aromaterapia, masaje, reflexología o cualquier otra opción. A menudo hay un elemento de apoyo psicológico en las sesiones de estas terapias complementarias que puede darte la oportunidad de hablar sobre cómo te sientes sin sentirte sometida a juicio y con alguien ajeno a tu círculo de familiares y amigos.
Si puedes, también es conveniente que intentes que tu carga de trabajo no sea excesiva cuando sigas el tratamiento. Por supuesto, no siempre es factible si tienes un trabajo muy absorbente, pero es preferible superar fechas límite de entrega antes de empezar el tratamiento que en medio del proceso. Tómate siempre los descansos donde puedas en lugar de comerte un sándwich en el escritorio sin dejar de teclear. No te preocupes si no puedes cumplir todo esto —tu tratamiento no va a dejar de funcionar si atraviesas un periodo de mucho ajetreo en la oficina—, pero limitar el estrés en el trabajo te ayudará a sentirte más tranquila.
Finalmente, este es un tiempo para mimarte. Una escapada de fin de semana, visitar una galería de arte, pasar una noche de sofá y manta con tu película favorita o aplicarte una mascarilla facial en casa… Piensa qué te relaja y hazle un hueco en tu agenda. Todo esto tiene que ver contigo y con lo que te hace feliz.