Después del transfer es normal estar más pendientes de nuestro cuerpo que habitualmente, pero no todo lo que nos pasa tiene un significado.
Una vez realizada la transferencia embrionaria, se presenta un horizonte de dos semanas de espera antes del test de embarazo en el que es normal estar constantemente pendiente de todos los cambios que experimentamos en nuestro cuerpo. Son días en que las emociones suelen ser muchas y muy intensas, y la sospecha del mínimo síntoma nos produce cierta inquietud: ¿querrá decir alguna cosa? De la mano del Dr. José Ignacio Madero, Director de Eugin Colombia, te damos la respuesta.
“Ante todo, es muy importante tener en cuenta que no existe ningún síntoma que sea específico de algo”, advierte el Dr. Madero. “Si bien un sangrado abundante y continuado, que sin duda podemos identificar como una regla, indicará que el embarazo no se ha conseguido, el resto de síntomas no tienen un significado claro”, puntualiza.
Los síntomas físicos más comunes
Sangrados: las pequeñas pérdidas –siempre manchados inferiores a una regla- en los días posteriores a la transferencia embrionaria son normales y suelen ir desapareciendo en dos o tres días. Se deben generalmente a la canalización a través del cuello del útero. Ante ellos, no hay que asustarse: son completamente normales.
Mareos, pinchazos, cólicos o dolor en la zona abdominal y lumbar: estas molestias son habituales tras la transferencia embrionaria. En su mayoría, se deben a la propia estimulación ovárica que ha seguido la mujer, especialmente en los casos de fertilización in vitro con óvulos propios. También pueden aparecer por la misma punción folicular o por la preparación de la menstruación. En el caso de receptoras de óvulos, los mareos pueden ser debidos al tratamiento hormonal. Además, la ansiedad que se genera durante estos días de espera también puede justificar la sensación de mareo.
Hinchazón y endurecimiento de los senos: se trata de un síntoma frecuente tras la administración de hormonas previas a la transferencia embrionaria, concretamente los estrógenos y la progesterona. Ambas pueden causar retención de líquidos y sensación de hinchazón y pesadez.
“Ante este tipo de dolores y molestias”, explica el Dr. Madero, “podemos recurrir a analgésicos como acetaminofén”. “Son seguros y nos ayudarán a sentirnos mejor”, añade. Sólo en caso de un sangrado muy abundante, la aparición de fiebre (por encima de los 38 grados) o un dolor persistente que no se calma con analgésicos, se recomienda acudir al médico.
Las sensaciones más habituales
Además de los síntomas físicos, la espera tras la transferencia embrionaria implica también un gran componente emocional. Los propios nervios, la ansiedad, el insomnio o la sensación de inestabilidad causados por el proceso y su resultado pueden aparecer durante estos días.
“Realmente, se tratan de 14 días de espera muy intensos a nivel emocional”, asegura el Dr. Madero. “A nuestras pacientes les solemos aconsejar que mantengan la mente ocupada, que lleven una vida completamente normal y que eviten los esfuerzos físicos importantes”, añade. “A veces es útil recordar que si el embarazo se consiguiera de forma natural, hasta el momento de conocer la gestación la mujer no habría cambiado su estilo de vida”.
No es recomendable hacer un reposo absoluto, pero sí evitar ejercicios intensos y de impacto, como correr o realizar aerobic. “Lo importante es que encontremos aquellas actividades que nos distraigan y con las que nos sintamos bien”, asegura el Dr. Madero.
En casos de mucha inquietud, se puede recurrir a productos naturales como la valeriana o las Flores de Bach para conseguir vivir esta espera con mayor tranquilidad. “Lo ideal sería hacer una vida normal, manteniéndose con energía y un optimismo natural ante los días que vienen después de la transferencia”, concluye el doctor.
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